“Anunciar y dar”
Por: Gab Pérez
Mateo 10:7-8
Reina-Valera
1960 (RVR1960)
“Y yendo, predicad,
diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.
Sanad enfermos, limpiad
leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad
de gracia.”
¿Cuántas veces no hemos escuchado este versículo a lo largo de nuestra
vida cristiana? Acabo de concluir que la mayoría de las veces se aplica de
una forma incorrecta enfocándolo únicamente a la salvación. Alguna vez hemos
escuchado “Así como has recibido salvación hermano necesitas compartir a otros de
la salvación” y casi siempre se termina esta frase con “de gracia recibiste, dad de gracia”. Y no me malinterpretes, compartir a otros que
en Jesús hay salvación y esperanza es nuestra principal razón de existir y el principal motor de todo lo que hacemos para Él. Inclusive el pasaje
inicialmente nos llama a que “prediquemos diciendo: el reino de los cielos se ha
acercado”. Entonces compartir la esperanza en Jesús es prioridad.
Pero Jesús no dijo: “Y yendo,
predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.
Así cómo se os anunció la salvación,
anunciad a otros; de gracia se os anunció, anunciad de gracia”
Yo sé que se ve bien bonito, fácilmente esto podría pasar por un
versículo de la Biblia y nadie lo notaría! Pero, esto no fue escrito así, no
fue escrito con esa intención. Jesús quiere mostrarnos aspectos más profundos.
1. Anunciar y dar.
Como mencioné, anunciar es prioridad, pero el versículo enfatiza 2 verbos: predicar (anunciar) y dar, por lo tanto se nos manda obedecer haciendo las dos cosas.
En lo personal ya estoy fastidiado que únicamente busquemos anunciar, hacer que otros crean con palabras, creo hemos caído en la palabrería. Estoy harto de que vayamos de casa en casa anunciando un mensaje de salvación, y en nuestra propia casa vivamos como queramos. Hablando que Dios es amor y sin poder amar a nuestro hermano. Hablando que Jesús transforma y nuestra propia vida resistiéndose a ser transformada por Él.
En lo personal ya estoy fastidiado que únicamente busquemos anunciar, hacer que otros crean con palabras, creo hemos caído en la palabrería. Estoy harto de que vayamos de casa en casa anunciando un mensaje de salvación, y en nuestra propia casa vivamos como queramos. Hablando que Dios es amor y sin poder amar a nuestro hermano. Hablando que Jesús transforma y nuestra propia vida resistiéndose a ser transformada por Él.
Necesitamos anunciar pero también necesitamos dar y lo que Jesús nos llama a dar no es dinero, ni caridad, nos enlista acciones concretas:
- Sanar a los enfermos.
- Limpiar leprosos.
- Resucitad muertos.
- Echad fuera demonios.
Ya sé, ya sé te hiciste la
misma pregunta que yo, ¿Resucitar muertos, echar fuera demonios? ¿Cómo llego a
este nivel?
Lo siento, creo que ahí no puedo ayudarte aún, yo mismo estoy descubriendo
como diantres se llega a ese nivel. Lo único que la palabra me enseña es que si aspiramos a dar a ese nivel, y necesito recibir para dar, entonces necesito
recibir a otro nivel. Y este nivel jamás se logrará con obediencia a medias, con poquito de iglesia los
domingos y 6 días de rienda suelta al pecado. No se alcanza con 30 minutos de oración y un pasaje de la Biblia
al día. Y menos siendo una persona hipócrita, siendo uno en la iglesia y en el trabajo
otro. Bendecimos a Dios con nuestros labios pero con esa misma boca hablamos cosas que ni de chiste vendrían de Él.
Tiene que ser algo más profundo. ¡Debe de ser algo más profundo! Algo más que lágrimas en los tiempos de adoración, algo más que sólo reuniones de 30 minutos de alabanza, una predicación y las ofrendas. Si Dios ha preparado cosas que ojo no vio ni oído escuchó. ¿Por qué nos conformamos con tan poco?
Tiene que ser algo más profundo. ¡Debe de ser algo más profundo! Algo más que lágrimas en los tiempos de adoración, algo más que sólo reuniones de 30 minutos de alabanza, una predicación y las ofrendas. Si Dios ha preparado cosas que ojo no vio ni oído escuchó. ¿Por qué nos conformamos con tan poco?
Una nueva naturaleza habita en nosotros, pero Jesús tiene que recrearse
de una manera total en nuestras vidas, sólo así sentiremos lo que Él siente,
pensaremos como Él piensa y actuaríamos como Él lo haría. Nuestras prioridades
serían las de Él y nos interesaríamos menos por nosotros.
Sólo así nuestro mensaje tendría poder, dejaría de ser únicamente palabras, podríamos poner nuestras manos sobre las personas y realmente dar, realmente bendecir. Sentirían el mismo toque de Jesús. Hablaríamos a la enfermedad y tendría
que desaparecer. Los demonios tendrían que huir al vernos, y no porque nos ven a nosotros sino porque ven a Jesús en nosotros, ¡el mismo poder del Padre en
nosotros!. ¿No te gustaría una iglesia llena de “pequeños cristos”? (entendiendo que “cristianos” quiere decir eso, pequeños cristos) Así
empezó todo, la comunidad, la sociedad viendo a personas con el mismo carácter
y naturaleza de Jesús.
Sólo así haríamos la diferencia, dejarían de llamarnos “hermanos” en
son de burla y empezarían a anhelar recibir la misma gracia que hemos recibido.
“La verdadera enseñanza que trasmitimos es lo que
vivimos; y somos buenos predicadores cuando ponemos en práctica lo que decimos”
San Francisco de Asís
G Bless
Se prohíbe su reproducción
total o parcial sin previa autorización. Copyright. Derechos reservados. Gab
Perez Ministries 2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario